Así fue el asesinato cometido en nuestra localidad. No hay palabras ni argumentos que justifiquen tal
crimen. Como ya es de público conocimiento el homicida habría ingresado a la vivienda por un ventilúz ubicado
en un primer piso. La víctima una adolescente adorable. Aplicada alumna del colegio secundario, abanderada.
Excelente compañera y mejor amiga. Según expresaron medios regionales habrían capturado al autor de
semejante barbaridad ahora estarían tratando de establecer el grado de imputabilidad o no. ¿Lo declararán
inimputable? ¿puede acaso quedar impune semejante atrocidad?
Agostina se encontraba en su casa, en su cuarto. En la misma casa donde también se encontraban su
mamá y su hermana… ¿Qué dirán de ella los opinadores de siempre? ¿Qué excusa inventarán aquellos, que
incapaces de resolver el crimen, siempre buscan una tangente para zafar?
Durante el velatorio y el sepelio el pueblo entero se mostró consternado. Sus familiares, sus docentes,
los vecinos. Sus compañeros del colegio que también eran compañeros y amigos de Otoño. “Por qué otra vez
tenemos que pasar por esto!?” eran, entre otras, las declamaciones escuchadas de boca de otras adolescentes que
por estas fechas, además de luto y dolor, comienzan a sentir pánico. Pánico no sólo de transitar por las calles de
nuestra localidad sino que ahora también sienten terror en sus propias casas.
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