lunes, 25 de julio de 2011

Consumo de cerveza en la Argentina rondaría los 62 litros por habitante

Más del 40% de las ventas siguen concretándose en el verano. Las exportaciones superan a las importaciones.


Las ventas de cerveza en la Argentina aumentaron en forma sostenida al pasar de 12.685 miles de hectolitros en el 2000 a 19.860 en 2010 –con una caída en el 2002– (ver infografía), según la Cámara de Industria Cervecera Argentina (CAIC) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). También la capacidad de producción se incrementó por las inversiones, sobre todo extranjeras.
El sector se ubicó tercero en el ranking de alimentos y bebidas de mayor facturación en los canales minoristas, detrás de las gaseosas y las galletitas. Sobre un consumo de bebidas alcohólicas de 3.051 millones de litros en el 2009, la cerveza captó el 60% y el vino el 34%, cuando este último en los 80 había absorbido casi el 90%.
Parte de lo sucedido se atribuyó a la mayor calidad de la cerveza, a la distancia entre su precio y el de los vinos y a las preferencias e identificación de los más jóvenes y las personas con menor poder adquisitivo.
El consumo de cerveza local sería de 62 litros por habitante en el 2010. Ocupó el puesto 60º en el ranking mundial del 2007 con 41,4, poco más de la cuarta parte de los 160 de la República Checa, que lo encabezó (ver infografía), de acuerdo con el último dato disponible en la Cámara de la Industria Cervecera Argentina.
Las marcas con menores precios crecieron respecto de las demás como consecuencia de la crisis económica. Hubo cierto reemplazo de las importadas por las artesanales locales (ver aparte), que participarían con el 6% frente al 94% de las industriales.
La blanca sigue siendo la de mayor demanda –el 90% del consumo– en envases de vidrio de un litro retornables y la negra consiguió cerca del 5% en sus diversas presentaciones. Cuando declinaron las light y sin alcohol, repuntaron las premium, con precios más elevados y que absorberían el 3% del consumo total.
Más del 40% de las ventas de cervezas siguen concretándose en el verano, como lo demuestran las promociones en los centros turísticos y los lanzamientos.
Antes de prohibirse hace tiempo las ventas en los quioscos de la ciudad de Buenos Aires, la demanda era atendida principalmente por los comercios minoristas tradicionales (sobre todo los almacenes, que exhiben mayor presencia en el interior), con el 55%. A continuación se ubicaban los autoservicios, con el 20%; los hipermercados, 15%, y los quioscos y minimercados, con el 10%.
En la Dirección Nacional de Alimentos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca observaron cómo el desarrollo de la industria cervecera está ligado al de la agricultura:
• La cebada es el principal insumo y sus variedades, después de someterse al proceso de malteo (germinación ininterrumpida), quizá se complementan con maíz, arroz, sorgo, avena y/o trigo.
• Por su clima, la Argentina es el único productor de lúpulo en América Latina, con plantaciones en Río Negro –las de mayor magnitud en El Bolsón– y Neuquén. Como las cosechas no alcanzaban a satisfacer las demandas internas y era preciso importar, se creó el "Fondo nacional del lúpulo", con gravámenes por litro de cerveza comercializada y una contribución sobre el precio del lúpulo vendido a cargo de los productores y los gobiernos nacional y provinciales.
• La levadura, que transforma las moléculas de azúcar en alcohol, anhídrido carbónico y calor (energía) y brinda sabores y aromas específicos.
La malta, considerada un insumo intermedio, concentra su producción en cuatro plantas ubicadas en la provincia de Buenos Aires.
El liderazgo del sector lo detenta Cervecería y Maltería Quilmes, que perteneció a capitales nacionales hasta que la brasileña Ambev, dueña de Brahma, compró en el 2002 el 37,5% de las acciones que poseía la familia Bemberg en unos 600 millones de dólares. Quilmes pasó a ser subsidiaria del holding InBev (compuesto por la belga Interbrew y Ambev). Más adelante, Anheuser-Busch InBev completaría la adquisición del 100% pagando otros 1.250 millones.
Para que la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CDNC) aprobara dicha fusión debieron venderse las marcas locales Palermo, Bieckert e Imperial –controlaban el 7% del mercado y facturaban en conjunto el equivalente a 25 millones de dólares anuales– y la fábrica en la bonaerense Luján a una compañía sin presencia en el mercado. A pesar de los cuestionamientos de potenciales competidores, la transacción en unos 100 millones de dólares se concretó con Inversora Cervecera (ICSA), integrada por ARG, presidida por Ernesto Gutiérrez como accionista mayoritario, quien fue acompañado por Eduardo Eurnekian, controlante de Aeropuertos Argentina 2000, y fondos inversores europeos administrados por el banco UBS. ICSA esperaba trabajar a plena capacidad con el asesoramiento de la cordobesa Pritty y firmó preacuerdos para elaborar marcas para supermercados y exportar a granel. Casi simultáneamente con la operación de marras, Quilmes decidió construir una fábrica de cerveza en Tucumán y una línea de embotellado de gaseosas en la localidad bonaerense de Zárate.
Un plan quinquenal de inversiones de 3.000 millones de pesos hasta el 2015 anunciaron directivos de Cervecería y Maltería Quilmes a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 6 de julio pasado. La controlante Anheuser-Busch InBev –surgida de la fusión entre la norteamericana propietaria de Budweiser y la belga InBev– ampliará la capacidad de producción de cervezas y gaseosas, modernizará la fabricación de botellas de vidrio para las marcas que no pagan royalties –Quilmes y Brahma–, que complementará con un nuevo horno de vidrio de Rigolleau en la provincia de Buenos Aires, e invertirá 100 millones de pesos para hacer un parque logístico en el Mercado Central de Buenos Aires. Quilmes facturó, sumando las ventas de PepsiCo y Brahma, 4.921 millones de pesos en el 2010 (20% más que en el 2009). Ocupa a 4.700 personas y posee diez plantas de elaboración, ocho centros de distribución y una red de 200 distribuidores independientes.
Compañía Industrial Cervecera (Cicsa), la filial local del grupo chileno Compañía Cervecerías Unidas (CCU) –controlada por el trasandino Luksic (Quiñenco) y el alemán Heineken–, efectuó una presentación judicial contra la citada venta de Quilmes a ICSA, pero fue rechazada. ICSA vendió su paquete a CCU, con la aprobación sin condicionamientos de la Secretaría de Comercio Interior, por la resolución 45/08 del 31 de marzo de 2008.
Cicsa actúa desde 1995 y elabora, entre otras, las cervezas Budweiser, Heineken, Schneider, Santa Fe, Córdoba y Salta. Con sus inversiones aumentó la capacidad de sus distintas líneas e incorporó otras nuevas, como las del ron y el agua purificada. Tiene 1.000 empleados directos, 120 distribuidores, tres plantas en diferentes provincias y tres centros de distribución propios.
El mercado de la cerveza sumó al grupo SABMiller, que surgió de una fusión iniciada en el 2002 entre South African Breweries y la norteamericana Miller Brewing y continuó tres años más tarde con la alianza con la colombiana Bavaria, dueña entre otras marcas de Águila, que le permitió convertirse en accionista mayoritario de la peruana Backus. SABMiller participa del negocio de gaseosas mediante licencias para embotellar de Coca-Cola y Pepsico en América Central. El conglomerado está presente en más de 60 países con 150 productos, como Miller, GRolsch, Águila (Colombia) y Cristal (Perú), y sus ventas totales ascienden a 26.000 millones de dólares anuales.
El 25 de noviembre pasado, SABMiller informó la compra del 100% de Casa Isenbeck, la filial local del alemán Warsteiner, que en 1994 puso en marcha una planta en Zárate y desde entonces invirtió más de 200 millones de dólares. El acuerdo de marras contempló el traspaso del 100% de Casa Isenbeck y una licencia por la cual SABMiller se hizo cargo de la producción y distribución de Warsteiner en el mercado interno, pero no incluyó la división de vinos Orfila, que Warsteiner adquirió en el 2005.
En la Argentina, algunos negocios están cruzados. La licencia de la norteamericana Budweiser fue otorgada hasta el 2025 a CCU, que tiene entre sus accionistas a la holandesa Heineken, con lo cual el mayor competidor de AB InBev (surgida de la fusión entre la norteamericana Budweiser y la belga InBev) tiene en la Argentina el manejo de una de sus principales marcas.
Las exportaciones, que superan a las importaciones –desde antes de que en general fueran limitadas por el gobierno nacional–, las inició Quilmes en 1988, que llegó a publicitar una veintena de destinos a las naciones limítrofes, entre ellos Estados Unidos, España, Italia, Angola, Costa Rica, Australia, Japón y los países escandinavos. En principio, representaron el 0,5% de la producción y últimamente, alrededor del 2%. La local Otro Mundo llega a Suecia, Finlandia y otros países europeos, en tanto la marplatense Antares colocó productos en Canadá, Estados Unidos, Suecia, Uruguay y Brasil (por intermedio de la distribuidora Chibe do Malte).
La Argentina fue buena plaza para las importaciones de las principales marcas, en su momento de Estados Unidos y posteriormente de México, Holanda y Alemania, que llegaron a representar el 2% del consumo. Se recuerda que tras la devaluación fueron sustituidas en parte por productos nacionales.
MIGUEL ÁNGEL FUKS
MIGUELANGELFUKS@YAHOO.COM.AR

Fuente. Rio negro



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