Se llama Lorenzo y quienes lo conocen no dudan en identificarlo como el hombre "come perros". Vive en una indigencia total y no se comunica con nadie. Duerme en una acequia y al aire libre. Dramático pedido de ayuda de los pocos que se acercan a asistirlo.
Lorenzo es un hombre como cualquiera, de carne y hueso. No se comunica. Solo esboza algunas palabras pero es como que no le interesa oir a nadie. Se nota algo de angustia y desazón en su mirada y en su rostro. Cuando se le realiza una consulta de como está su situación, mira hacia el lugar donde iba a dirigirse y esquiva toda respuesta. De inmediato retoma el camino a orillas de la ruta 22 sin siquiera objetar algun saludo o algo parecido. Le dicen "el come perros". Muchos cuentan que Lorenzo se alimenta de perros muertos que encuentra en la ruta, la calle o de lo que la gente le acerca. LLeva una bolsa sobre sus hombros que no se sabe lo que hay en su interior. Del mismo emana un olor muy nauseabundo. Se levanta muy temprano a la mañana y camina diariamente muchos kilómetros, sobre todo cuando el frio o las heladas le calan los huesos.
Dos o tres colchones viejos de espuma a la vista, un par de trapos colgados en la esquina de una chacra y un par de manzanas rojas que cuelgan de algunas plantas, forman parte de la escenografia viva, del lugar donde vive esta persona.
Quienes lo han visto, narran que usa una lata y una bombilla vieja para tomarse unos mates y calentar el cuerpo antes de salir a caminar a orillas de la ruta. Carlos Fuentes, un policia de la Unidad 26 es quien lo visita , le trae ropa y algo de comida "me entristece ver esto. Es una persona como cualquiera de nosotros. Este hombre, si no hacemos nada, se va a morir. Se vienen noches de mucho frio y heladas terribles. Por favor, que se pongan una mano en el corazón. Ojalá alguien vea esta nota, podamos sacarlo de acá y llevarlo a un lugar digno". Carlos se emociona y hace un silencio bastante extenso, tratando de explicar el abandono total que ha sufrido Lorenzo.
El sitio está ubicado a 100 metros de la ruta Nacional 22 y hay un cartelito que indica el camino a la Escuela Rural Nº 54 de Allen, límite con la jurisdicción de Fernández Oro.
Alli vive este indigente . Alli también urge la necesidad de dar una mano y Lorenzo también tiene el deber y la obligación de ser asistido
por los tan famosos "Derechos humanos" o de alguna autoridad de turno.
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