Aparece y desaparece un programa de radio algo
extraño que aparece en escena cuando alguien critica al
oficialismo prometiendo jurando y perjurando que dará el
correspondiente derecho a réplica; pero al sábado
próximo desaparece dejando a todos los radioescuchas
esperando por la otra campana del tema.
Muy bien no entendemos el tema pero es claro
que este no es un programa regular y únicamente
apareció al aire en dos oportunidades siempre luego del
programa La Brújula y siempre luego de que se tocara
algún tema polémico para el oficialismo y por esas
casualidades de la vida siempre con invitados oficialistas.
El locutor, que siempre aclara que el no hace
política, como si esto fuera un delito, no tiene muy en claro
que es no hacer política cuando a paso seguido le dice a
su interlocutor invitado “que después de 16 años de
abandono él veía un verdadero progreso en la localidad”.
Tartamudeando trató de salir del entrevero en el
que se metió cuando empezaron a llegar los mensajes
opositores que le pedían que diga todo lo que se expresa.
Se lo notó nervioso y hasta desafiante en un momento con
la gente que mandaba los mensajes. Hasta dijo al aire que
llamaría a uno de los que enviaban los mensajes cuando
terminara el programa pero que no leería más mensajes
al aire; aunque nuevamente (y extrañamente) volvió a leer
dos mensajes de apoyo al gobierno municipal.
Todo el mundo tiene derecho a ser oficialista u
opositor; pero siempre con la tolerancia necesaria y de
Frente
extraño que aparece en escena cuando alguien critica al
oficialismo prometiendo jurando y perjurando que dará el
correspondiente derecho a réplica; pero al sábado
próximo desaparece dejando a todos los radioescuchas
esperando por la otra campana del tema.
Muy bien no entendemos el tema pero es claro
que este no es un programa regular y únicamente
apareció al aire en dos oportunidades siempre luego del
programa La Brújula y siempre luego de que se tocara
algún tema polémico para el oficialismo y por esas
casualidades de la vida siempre con invitados oficialistas.
El locutor, que siempre aclara que el no hace
política, como si esto fuera un delito, no tiene muy en claro
que es no hacer política cuando a paso seguido le dice a
su interlocutor invitado “que después de 16 años de
abandono él veía un verdadero progreso en la localidad”.
Tartamudeando trató de salir del entrevero en el
que se metió cuando empezaron a llegar los mensajes
opositores que le pedían que diga todo lo que se expresa.
Se lo notó nervioso y hasta desafiante en un momento con
la gente que mandaba los mensajes. Hasta dijo al aire que
llamaría a uno de los que enviaban los mensajes cuando
terminara el programa pero que no leería más mensajes
al aire; aunque nuevamente (y extrañamente) volvió a leer
dos mensajes de apoyo al gobierno municipal.
Todo el mundo tiene derecho a ser oficialista u
opositor; pero siempre con la tolerancia necesaria y de
Frente
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